Bara, Bara…

Bara, Bara…

Los aspiracionistas mexicanos, o como los denomina el escritor argentino Rafael Ton, los "Florindos" (por el personaje de Doña Florinda, de la teleserie El Chavo del 8, creada por el mexicano Roberto Gómez Bolaños), volvieron a alzar la voz en las redes sociales para defender la causa financiera de... Cartier.

Sí: La joyería francesa Cartier. Y es que un joven mexicano compró en 2023, en la tienda online de Cartier, dos pares de aretes de oro rosa y diamantes etiquetados con un precio de 237 pesos mexicanos (U$14 al tipo de cambio del cierre de edición). En total invirtió 474 pesos. ¿Quién podría desaprovechar semejante oferta?

Sin embargo, en lugar de recibir los aretes, a los pocos días fue contactado por la tienda que le proponía un reembolso, ya que el precio real de las joyas era de 237 mil pesos (cerca de U$14 mil cada par).

El joven rechazó el reembolso y exigió el envío de la mercancía ya pagada. A cambio, le ofrecieron una botella de champagne y un porta pasaporte con valor de 8 mil pesos mexicanos; pero él se negó a aceptar el trato simplemente porque había pagado en tiempo y forma el precio de los aretes, señalado claramente en la tienda online.

Al no recibir su compra y comenzar a ser acosado vía telefónica por empleados de Cartier, el muchacho interpuso una queja en la Procuraduría Federal del Consumidor en México, que falló a su favor, porque el precio de las joyas lo estableció la joyería, aunque fuese por error, y así estaban ofertadas.

Lo interesante de la historia es que los susodichos aspiracionistas y/o Florindos se fueron a la yugular del joven comprador y le reclamaron su escasa empatía ante el error del webmaster de la joyería que les estaba haciendo perder ¡casi medio millón de pesos mexicanos! a los multimillonarios joyeros franceses.

Por un momento yo también estuve a punto de llorar (pero de risa) porque las empresas multinacionales están aseguradas ante una gran variedad de eventos (desde robos, incendios, colapso del mercado, etc.) y nunca pierden.

Tal vez el webmaster sería el punto más delgado del hilo que se rompió; pero un error garrafal como quitarle tres ceros al precio sólo le sucede a quien no maneja controles de calidad y las lecciones que se reafirman aquí son: Uno, que el cliente siempre tiene la razón. Dos, que una tienda online no puede ser administrada por aficionados del comercio electrónico, porque las pequeñas y medianas empresas sí pierden por un error.

Lo disonante del caso es la furia de los Florindos, incluyendo a una senadora de la República de nombre Lilly Téllez, que creyeron "deshonesto" comprar una oferta anunciada y disponible para quien tomara la oportunidad. ¿Acaso fue envidia? 🌎

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